domingo, 7 de agosto de 2016

Los renglones torcidos de Dios



La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, 
cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, 
ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.

Enrique Heine




Ayer terminé uno de los libros que llevaba demasiado tiempo en mi lista infinita de lecturas pendientes: Los renglones torcidos de Dios. Si llego a saber lo que me esperaba, le hubiera hincado el diente muchísimo antes. Cierto es que toda persona de mi entorno que lo ha leído ha confirmado tajantemente el valor de esta lectura, pero como digo, no fue hasta hace una semana cuando di el paso definitivo de comenzar la lectura, principalmente porque había caído en creer que se trataba de una novela más de género policíaco o de misterio, géneros que habitualmente no suelen tener cabida entre mis lecturas... ¡No sabía hasta qué punto estaba equivocada!


Estamos ante uno de esos libros que no pueden pasar inadvertidos, con unos personajes extravagantes e interesantes a partes i guales y una trama tremendamente bien meditada y construida que mantendrá al lector aferrado a sus páginas sin pestañear.

     Pero empecemos por el principio, es decir, una breve sinopsis del libro: Alice Gould, detective diplomada, llega a un sanatorio mental haciéndose pasar por una interna con la finalidad de investigar entre los muros del manicomio un caso de uno de sus clientes. Al parecer, uno de los internos es el autor de un asesinato y la mejor forma de descubrirlo para nuestra detective es investigar in situ para lograr encontrar al asesino. Alice da muestras rápidamente de su fascinante personalidad que, unida a su extrema inteligencia y clase, le granjeará grandes amistades y no pocos favoritismos dentro del centro.
    Para no desvelar mucho más, bastará decir que lo que en principio es una estrategia de una detective para investigar un caso, acaba tornándose una pesadilla para la propia Alice, por ser puesta en duda la autenticidad de su relato y, por ende, su propia salud mental.  
   Cabe destacar, más allá de la delirante trama (que acabará involucrando al lector, haciendo que se replantee qué es lo que realmente sucede), la galería de personajes que encontramos en la novela, algunos de los cuales se ganarán un lugar en el corazón del lector. De hecho, Luca de Tena, con el fin de documentarse apropiadamente para la redacción de la novela, permaneció durante dieciocho días interno en una institución psiquiátrica, en la que convivió y pudo conocer de cerca las “anomalías” que se producen en la mente de sus personajes, dando un realismo supremo a las descripciones de los mismos. 
   Se trata, en definitiva, de una lectura muy recomendable, que permitirá al lector sumergirse en el complejo universo de la mente humana de aquellos que suponen "las faltas de ortografía de Dios".