Recupero hoy una
lectura ya pasada, que en su momento me impactó muchísimo y tras
haber hecho alguna que otra lectura posterior, puedo decir que es uno de los
libros más especiales que he leído: estoy hablando de La
sombra del viento.
Yo entré en el particular universo de Carlos Ruiz Zafón cuando
tenía diez u once años y cayó en mis manos El
príncipe de la Niebla
(1993). Puede que fuera demasiado joven e impresionable, pero
recuerdo haberme sentido atrapada por aquellas páginas como si me
fuera la vida en ello, y acostumbrada como estaba por aquel entonces
a las lecturas propias del colegio como El
pequeño Nicolás o
Manolito Gafotas, me
sentí bastante aturdida al entrar en esa nueva dimensión de la
literatura juvenil.
La sombra del
viento
llegó un poco más tarde, en 2001, pero con más fuerza incluso que
sus predecesoras novelas juveniles. Nos adentrábamos ya en un
terreno un poco más adulto, aunque con el paso del tiempo haya
terminado convirtiéndose en un best-seller leído por un público
perteneciente a todas las franjas de edad.
Zafón nos lleva
esta vez a la Barcelona de 1945, escenario salpicado por la oscuridad
de la posguerra, por el que pasear mientras nos adentramos en un
entramado de historias interconectadas que tienen como telón de
fondo la historia de Daniel Sempere, protagonista de la trama; y la
resolución de un misterio que tendrá al lector despierto hasta
altas horas de la madrugada, si de verdad se deja llevar por la
narración, por ese tapiz novelesco que hábilmente ha tejido el
autor.
Mención especial
merecen los protagonistas de la historia. Es una novela aderezada con
una de las más entrañables galerías de personajes de la
literatura; basta nombrar a Fermín Romero de Torres. ¿Qué decir de
él? A mi, sincera y sencillamente, me robó el corazón. Desde que
aparece en la historia, ésta empieza a teñirse de un velo de humor
mordaz propio, el personaje hace gala de un lenguaje castizo que
navega entre lo vulgar y lo aristocrático que nos proporcionará más
de una carcajada y que servirá como modo de distensión entre los
momentos de máxima incertidumbre literaria. Siempre aparece en
escena con sus inseparables sugus, tratando de iluminar las almas
perdidas, como la de Daniel; y en la mayoría de los casos, diciendo
grandes verdades; así lo vemos en una de sus tantas citas: “Si
quiere usted de verdad poseer a una mujer, tiene que pensar como
ella, y lo primero es ganarse su alma. El resto, el dulce envoltorio
que le pierde a uno el sentido y la virtud, viene por añadidura”.
Esta será, la de Daniel y Fermín, una gran historia de amistad
inquebrantable que los seguidores del autor verán evolucionar a lo
largo de la saga.
Nos encontramos, en
definitiva, ante una obra escrita magistralmente, con un estilo
sencillo pero deslumbrante, que no deja nada en el tintero, y repleta
de elementos que llenan de magia el acto de leer. La inocencia y la
dulzura que se percibe en la primera parte de la historia, propia de
la infancia que tan bruscamente tenemos que abandonar a veces, da
paso a una parte de la historia que se va tiñendo de acción y
tensión a medida que descubrimos junto a Daniel el secreto que debe
desvelar. Todo ello situado en una preciosa Barcelona, por la que
pululamos como un personaje más, incluso se hace mención a
conocidos lugares de la ciudad como “Els cuatre gats” o la vieja
granja “La Pallaresa” (A
menudo, me tomaba del brazo y yo la guiaba por nuestra Barcelona
particular, una que sólo ella y yo podíamos ver. Siempre acabábamos
en una granja de la calle Petritxol, compartiendo un plato de nata o
un suizo con melindros...).
Es una historia de
amor, de traición, de venganza, de riesgo, de seducción, de humor,
de ilusión y decepción, de un libro maldito que guiará el rumbo de
la vida del protagonista por los rincones más oscuros…A través de
todo ello, el pequeño Daniel se convertirá en un joven dispuesto a
todo por lograr el final que anhela en su interior. Un suspense
conmovedor que mantendrá el alma del lector en vilo hasta que
termine, con más tristeza que alegría, la lectura. Llegará a un
final que le dejará con ganas de más, y de ello es la prueba el
éxito de ventas de las siguientes obras publicadas, El
juego del ángel (2008)
y
El prisionero del cielo (2011),
quedando aún pendiente la publicación del último libro de la
tetralogía. Debe decirse que aunque unas historias abrazan a las
otras, los diferentes libros pueden leerse independientemente y, de
hecho, no están publicadas de forma cronológica al desarrollo de la
historia. Sin embargo, al disfrutar de todas ellas, el lector logra
una visión global del tan intrincado y seductor universo de Zafón;
una entrada en su mundo mágico de calles al amanecer poco
transitadas cubiertas por la niebla de la mañana, un deambular por
la ciudad de la época tocada con la tristeza de una posguerra que se
intuye en la mirada de algunos personajes, un pasear mágico por los
más emblemáticos libros de la historia de la literatura, una visita
al cautivador Cementerio de los libros olvidados...Todo ello es, en
definitiva, La
sombra del viento.
Mi más sincera enhorabuena. Me has dejado totalmente impresionada con estas reflexiones. :)
ResponderEliminarPendiente tengo aún la "Trilogía de la niebla", aunque como tú leí el primero a temprana edad.
Cualquier día de estos de café y libros se viene conmigo.
No puedo esperar a leer tu siguiente entrada. Estoy segura de que me volverás a sorprender.
Alba